Constituía la
reserva señorial. Era el conjunto de tierras dedicadas al uso exclusivo del
señor.
Estaba formada
por las mejores tierras de labor y por la casi totalidad de los bosques y
baldíos.
Para trabajar
las tierras, se utilizaban hombres libres y siervos que eran alojados y
alimentados en la corte. Los siervos eran hombres no libres que dependían y
estaban ligados al señor a cambio de manutención y protección. También se
utilizaban los servicios de los campesinos libres establecidos en los mansos.
Adaptado de: Bonnassie,
Pierre. (1983). Vocabulario básico de la Historia Medieval. Barcelona:
Crítica, p. 230.
EL CASTILLO
El
castillo era fundamentalmente un centro de mando, la base material del poder
señorial que se extendía sobre todos los campesinos, libres y no libres, que
vivían bajo su sombra.
El
poder que el castellano ejercía sobre ellos derivaba directamente de la
potencia militar que daba la posesión de la fortaleza; los instrumentos de
dicha potencia eran los guerreros a caballo, encargados del mantenimiento del
orden señorial.
Adaptado de: Bonnassie, P. (1983). Vocabulario
básico de la Historia Medieval. Barcelona: Crítica, págs. 45-46.
LOS MANSOS
Eran las tierras de los campesinos
libres. El manso comprendía la vivienda del tenente, las tierras arables que le
estaban adjudicadas y un conjunto de derechos de uso en el bosque y los baldíos
de la reserva del señor.
La función primordial del manso
era alojar y alimentar al tenente y a su familia para permitirles cumplir los
servicios que se le pedían y debían realizar en la reserva señorial.
Este sistema permitía al señor
mantener la mano de obra que requería sin tenerla directamente a su cargo y sin
necesidad de pagarle ninguna remuneración.
Las cargas que pesaban sobre el
manso consistían esencialmente en servicios de trabajo. La principal obligación
del habitante del manso era cultivar gratuitamente, en provecho exclusivo del
señor, un lote de tierra de la reserva. También existía la corvea: los campesinos «libres» debían entre tres y seis semanas de
trabajo gratuito al año.
A esas obligaciones básicas se
añadían ciertas prestaciones más especializadas: servicios de transporte,
trabajos en la cerca que rodeaba a la corte señorial, esparcimiento del estiércol,
escarda de los viñedos.
Adaptado de: Bonnassie, P. (1983). Vocabulario
básico de la Historia Medieval. Barcelona: Crítica, págs. 147-148.
EL BOSQUE
El bosque desempeñaba un papel
esencial en la vida de los hombres. Ante todo, en su economía, si tenemos en
cuenta que gran parte de ella continuaba basada en la caza y en la recolección.
La caza proporcionaba una parte
importante de la alimentación cárnica.
La recolección aportaba una amplia
gama de productos de primera necesidad: los frutos silvestres, las bayas, las
raíces y la miel podían calmar un poco el hambre de los hombres; los árboles
resinosos proporcionaban la brea; la cera permitía alumbrar las iglesias y las
viviendas más ricas.
De ellos se obtenía lo más
esencial: la madera. Su utilización era múltiple: de madera se construían todavía
la mayor parte de las casas y de las fortificaciones, así como los instrumentos
agrícolas. Por otra parte, la madera era el único combustible que se podía
utilizar, tanto en los hogares domésticos como en la metalurgia.
Por último, el bosque era una
inmensa zona de pastos y era en los bosques esencialmente donde hallaban su
alimento las manadas de caballos, y los rebaños de ovejas y de cabras. Los
cerdos, pertenecientes a una especia aún semisalvaje, vivían en los bosques
formando inmensas piaras de varios centenares e incluso millares de cabezas.
Adaptado de: Bonnassie, P. (1983). Vocabulario
básico de la Historia Medieval. Barcelona: Crítica, págs. 33-34.
LA FRAGUA Y EL
HERRERO
A lo largo de los siglos IX y X tuvo lugar una verdadera revolución
en la naturaleza y en la función de la metalurgia.
Hasta el siglo X, el herrero se había dedicado casi únicamente a
cubrir las necesidades de la guerra para una pequeñísima clientela de
aristócratas. Forjaba principalmente espadas de muy buena calidad.
A partir del siglo X, el hierro interviene cada vez más en la
fabricación de las herramientas campesinas y empieza a difundirse en el mundo
agrario. Aparecieron los hornos de obra, que permitieron mejorar la calidad de
los metales, aumentar la cantidad de fraguas rurales y proporcionar a los
aldeanos los medios necesarios para llevar a cabo una lucha eficaz contra la
naturaleza.
Adaptado de: Bonnassie, P. (1983). Vocabulario
básico de la Historia Medieval. Barcelona: Crítica, págs. 101-102.
LA IGLESIA
Entre
los siglos VIII y XII se multiplican en Occidente las iglesias rurales.
Los
señores fundaron en sus dominios lugares de culto para controlar mejor a los
hombres colocados bajo su dependencia. El hecho de que todo el mundo, desde el
rey hasta el simple propietario de tierras, pudiera crear y poseer uno o varios
santuarios, favoreció la aparición de ese «blanco manto de iglesias» que cubría Occidente en los alrededores del año mil.
A
través de esas iglesias, aumentó el contacto entre los fieles -señores y
campesinos- y la Iglesia. Además, la religión impregnó la mentalidad de los
hombres medievales.
Adaptado de: Fossier, Robert (1988). Le
Edad Media. Tomo 2: El despertar de Europa 950-1250. Barcelona: Crítica, p.
80-81.
no ,e ayuda nadadadadadadada
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